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La raza podría influir en las alteraciones de la inmunidad antitumoral provocadas por el estrés

  • Foto del escritor: CCBIO
    CCBIO
  • hace 6 días
  • 3 Min. de lectura

La interacción entre el estrés y el cáncer se ha convertido en un componente importante de la investigación oncológica. Definido en términos generales como una experiencia que se experimenta bajo presión mental, física o emocional, el estrés puede surgir de diversas fuentes. Las responsabilidades cotidianas, el trabajo, la familia, las finanzas, la discriminación y las desigualdades, e incluso la exposición a las condiciones ambientales, pueden causar estrés. 



Cuando uno se enfrenta a un estímulo estresante, también llamado factor estresante, el cuerpo libera hormonas, como la epinefrina y la norepinefrina, como respuesta. La liberación de hormonas del estrés tiene consecuencias fisiológicas, como el aumento de la presión arterial, la frecuencia cardíaca y los niveles de azúcar en sangre. Esta reacción al estrés se conoce como respuesta de "lucha o huida", ya que, evolutivamente, ayuda a una persona a actuar con fuerza para luchar contra una amenaza o con rapidez para escapar de ella. Muchos estudios sugieren que el estrés, en particular el estrés crónico, puede aumentar el riesgo de cáncer, aunque generalmente a través de relaciones indirectas. Por ejemplo, el estrés puede causar comportamientos como el consumo excesivo de alcohol o tabaco, que, a su vez, pueden provocar cáncer.    


Comprender los mecanismos precisos por los cuales el estrés crónico afecta la incidencia y progresión del cáncer podría brindar información valiosa para fundamentar las modalidades de prevención, detección y tratamiento. Para abordar estas lagunas de conocimiento, un equipo de investigadores se propuso determinar cómo el estrés crónico afecta la biología del cáncer, la respuesta inmunitaria antitumoral y las disparidades raciales. El equipo de investigadores publicó recientemente sus hallazgos en JAMA Network


El estudio utilizó datos recopilados entre principios de 2012 y otoño de 2023 de 121 mujeres (aproximadamente el 46 % negras y el 54 % blancas) con cáncer de mama. Los investigadores recolectaron sangre, tejido tumoral mamario y tejido no tumoral de las participantes. Se recopilaron datos demográficos y psicosociales mediante cuestionarios. Los investigadores evaluaron los factores de estrés crónicos percibidos, como el estrés, el apoyo social inadecuado y la discriminación racial/étnica. Además, los investigadores utilizaron datos del censo para determinar el índice de privación vecinal ( NDI ) de cada paciente, una lectura calculada utilizando 13 medidas que describen el nivel socioeconómico, donde los valores más altos indican una mayor privación vecinal.


Los investigadores encontraron que la percepción de estrés era consistente entre mujeres negras y blancas. En comparación con las mujeres blancas, las mujeres negras vivían con mayor frecuencia en barrios socioeconómicamente desfavorecidos. En general, las mujeres que percibían contar con un sistema de apoyo social mostraron parámetros inmunitarios más favorables, incluyendo un aumento de células NK activadas. 


Las mujeres que experimentaban estrés acelerado, incluyendo aquellas que reportaron estrés percibido, aquellas expuestas a discriminación y aquellas con un NDI alto, experimentaron con mayor frecuencia inflamación sistémica y presentaron un perfil de células inmunitarias compatible con inmunosupresión. Además, el estudio muestra que los tumores de las mujeres de la cohorte que experimentaron estrés fueron más agresivos. Asimismo, el estrés percibido se correlacionó con la carga mutacional tumoral ( CMT ), un factor que puede ayudar a los médicos a predecir los regímenes de tratamiento óptimos para cada paciente.  


En general, el estudio reveló que el estrés percibido, la percepción de un apoyo social inadecuado, la percepción de discriminación racial y étnica, y la privación vecinal pueden provocar modificaciones desfavorables en la inmunidad sistémica y el microambiente tumoral. Los datos también sugieren que la conexión entre el estrés y una inmunidad antitumoral deficiente podría verse exacerbada en las mujeres negras. Esta mejor comprensión de los mecanismos de la inmunidad antitumoral impulsados ​​por el estrés aportará información valiosa a las estrategias de prevención y a las intervenciones de salud pública, promoviendo nuevas vías para mejorar la prevención y el tratamiento del cáncer.




 Fuente: JAMA Network



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