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La vacuna de microagujas ofrece esperanza para la inmunización mundial

  • Foto del escritor: CCBIO
    CCBIO
  • 21 may
  • 3 Min. de lectura

A nivel mundial, el 20% de los niños no están completamente vacunados, lo que provoca 1,5 millones de muertes infantiles cada año por enfermedades prevenibles mediante vacunación. Aproximadamente la mitad de estos niños con vacunación insuficiente recibieron al menos una dosis de la vacuna, pero no completaron la pauta de vacunación, mientras que el resto no recibió ninguna vacuna.


Para facilitar que los niños reciban todas sus vacunas, un equipo de investigadores del Instituto Koch para la Investigación Integral del Cáncer del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) ha desarrollado un parche de microagujas capaz de administrar vacunas termoestables. El parche, que no requiere refrigeración y puede autoadministrarse, ofrece una solución prometedora a los persistentes desafíos logísticos que rodean la distribución de vacunas, especialmente en entornos remotos y con recursos limitados. La investigación se centró en el desarrollo de un parche de microagujas capaz de administrar vacunas contra enfermedades como el sarampión y la rubéola. 

Imágenes representativas de microscopía óptica de alta resolución que muestran una serie de bases vacías prensadas a partir de una película de polímero de polianhídrido y micropartículas selladas. Crédito: Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT)
Imágenes representativas de microscopía óptica de alta resolución que muestran una serie de bases vacías prensadas a partir de una película de polímero de polianhídrido y micropartículas selladas. Crédito: Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT)

Las vacunas convencionales suelen distribuirse mediante un sistema de cadena de frío que mantiene una línea de suministro con temperatura controlada desde el fabricante hasta el punto de administración. Este sistema es costoso y propenso a fallos, especialmente en climas cálidos o zonas con suministro eléctrico inestable. Las vacunas contra el sarampión, por ejemplo, deben conservarse a una temperatura de entre 2 y 8 °C y utilizarse en un plazo de seis horas una vez abiertas. El nuevo parche de microagujas soluciona esta vulnerabilidad eliminando por completo el requisito de la cadena de frío.


El parche contiene microagujas biodegradables, fabricadas con un polímero que se disuelve de forma segura en la piel. Estas microagujas contienen la vacuna, que se estabiliza mediante un proceso de secado único que conserva su eficacia incluso a altas temperaturas. En estudios preclínicos, las vacunas contra el sarampión y la rubéola mantuvieron su eficacia tras almacenarse a 25 °C durante un mes y a 40 °C durante una semana, condiciones que degradarían la mayoría de las vacunas convencionales.


La simplicidad y durabilidad del diseño del parche lo hacen especialmente adecuado para campañas de inmunización a gran escala. Los parches de microagujas pueden administrarse sin necesidad de capacitación especializada, lo que reduce significativamente la carga sobre los sistemas de salud y permite una implementación más amplia a nivel comunitario. Además, el parche indoloro y sin agujas podría mejorar la aceptación de la vacuna, especialmente entre los niños y las personas con reticencia a las agujas.


“El objetivo a largo plazo de este trabajo es desarrollar vacunas que faciliten el acceso a la inmunización, especialmente para los niños que viven en zonas de difícil acceso a centros de salud. Esto incluye regiones rurales de Estados Unidos, así como zonas de países en desarrollo donde la infraestructura y las clínicas médicas son limitadas”, afirmó Ana Jaklenec, investigadora principal del Instituto Koch para la Investigación Integral del Cáncer del MIT.


Este estudio marca un avance significativo al demostrar la estabilidad de la temperatura en condiciones reales y administrar una vacuna de virus vivo clínicamente aprobada sin comprometer su eficacia. En ensayos con modelos animales, la respuesta inmunitaria generada por el parche de microagujas fue similar a la de las inyecciones subcutáneas tradicionales. De tener éxito, esta innovación podría desempeñar un papel vital para llegar a los aproximadamente 25 millones de niños en todo el mundo que no reciben las vacunas de rutina cada año. También tiene potencial para la preparación ante pandemias, ya que es una plataforma que podría administrar diversas vacunas, incluidas las de ARNm, sin las limitaciones de la refrigeración y la logística de la cadena de frío. Al hacer que la inmunización sea más accesible y menos dependiente de infraestructuras frágiles, los investigadores están allanando el camino hacia un futuro más saludable y resiliente.




Tomado de: EurekAlert





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